¿Quién ha dicho que la demencia no se puede prevenir? Hay factores de riesgo sobre los que se puede intervenir para reducir el riesgo, entre los que se encuentra la pérdida auditiva. Un estudio revela el potencial del uso de audífonos frente al deterioro cognitivo.
Muchas personas con problemas de audición se resisten a utilizar audífonos, a pesar de que existen poderosas razones para hacerlo. Entre las consecuencias de la hipoacusia o pérdida de oído destacan las dificultades para la ejecución de múltiples actividades cotidianas que requieren una buena capacidad auditiva, así como en las relaciones sociales. Al final, aparecen los problemas psicológicos asociados a sentimientos de aislamiento y soledad no deseada. Según revelan investigaciones muy recientes, el tratamiento de la sordera aporta beneficios que van mucho más allá y se adentran en la esfera de la salud cerebral y la prevención de la demencia.
Un estudio publicado esta semana en la revista JAMA Neurology comprobó que aquellas personas que presentaban problemas de audición antes de los 70 años de edad y utilizaban audífonos mostraban un menor riesgo de demencia que quienes no empleaban ningún tipo de ayuda auditiva tras un periodo de seguimiento de 20 años.
Esta investigación se suma a otras difundidas en los últimos años que identifican la hipoacusia como uno de los factores de riesgo modificables de la enfermedad de Alzheimer y otras demencias.
Posibles explicaciones
Todavía no se sabe exactamente cómo influye la sordera en el deterioro cerebral que lleva a la demencia, con la consiguiente pérdida de memoria y otras habilidades cognitivas, pero hay varias hipótesis. Una de ellas es que el mismo proceso patológico que ocasiona el deterioro de la audición también esté dañando la cognición. Según esta teoría, los pequeños accidentes cerebrovasculares que conducen a la demencia vascular podrían estar afectando al oído interno.
Otra posibilidad es que la pérdida auditiva disminuya la actividad en las regiones clave del cerebro responsables de la memoria y otros procesos esenciales, lo que provoca un aumento de la neurodegeneración. De esta manera, oír bien tendría un efecto potenciador en el cerebro, lo que permitiría procesar mejor las señales auditivas y, en definitiva, comunicarse eficazmente. Aquí jugarían un papel clave los audífonos.
Esta segunda hipótesis traza una conexión indirecta. Tal y como exponen los expertos de la Fundación Pasqual Maragall, “la pérdida auditiva puede contribuir a reducir la interacción social y, progresivamente, conducir al aislamiento social”. Ello puede conllevar “una mayor probabilidad de soledad y/o de alteraciones en el estado de ánimo”. Y es sabido “que la soledad y la depresión son factores de riesgo que pueden facilitar la aparición de deterioro cognitivo y de demencia”.

Una tercera posibilidad es que la pérdida auditiva obligue a la persona a agotar otros recursos cognitivos. Por el hecho de padecer hipoacusia se requiere de un mayor esfuerzo mental para concentrarse y asegurar un procesamiento efectivo del sonido. Ejecutar esta tarea podría implicar reclutar más recursos neuronales de los necesarios, lo cual podría interferir en otros procesos cognitivos que tienen lugar de forma simultánea que implican a la memoria, las funciones ejecutivas y la atención, entre otras. “Esta sobrecarga podría tener consecuencias adversas sobre nuestra estructura cerebral a largo plazo”, explican desde la Fundación Pasqual Maragall.
Factores de riesgo modificables de la demencia
Hay factores que contribuyen al riesgo de demencia que no se pueden modificar de ninguna manera, como la edad. Aunque puede afectar a cualquier persona en cualquier etapa de la vida, el riesgo aumenta significativamente a partir de los 65 años.
Por suerte, también hay factores de riesgo sobre los que se puede actuar. Un informe publicado en The Lancet en 2020 identifica 12 factores de riesgo modificables que, en conjunto, representan alrededor del 40% de las demencias en todo el mundo.
Teniendo en cuenta estos factores, estas son las 12 recomendaciones más importantes para prevenir la demencia:
- Evita la diabetes.
- Adopta medidas de prevención y trata adecuadamente la hipertensión arterial.
- Mantén tu cabeza a salvo de los golpes.
- Deja de fumar.
- Reduce la exposición a la contaminación ambiental.
- Evita la obesidad.
- Haz ejercicio físico de forma frecuente.
- Evita la recurrencia de la depresión.
- Limita el consumo de alcohol.
- Trata la pérdida auditiva.
- Mantén una vida social activa.
- Procura alcanzar un nivel educativo alto.
Fuente: Maria Sanchez-Monge/ cuidateplus.marca.com