La espondilosis lumbosacra es un término médico que se utiliza para describir la degeneración de la columna vertebral en su parte baja (lumbar y sacra). Es un proceso de envejecimiento natural que afecta las vértebras, los discos y las articulaciones de la espalda, llevando a su desgaste gradual.
Causas de la espondilosis
La causa principal es el envejecimiento. Con el paso del tiempo, el cuerpo experimenta una serie de cambios que provocan el desgaste de la columna. Los discos intervertebrales, que actúan como amortiguadores entre las vértebras, pierden su contenido de agua y elasticidad, volviéndose más delgados y rígidos. Este adelgazamiento reduce el espacio entre las vértebras, lo que aumenta la fricción y la presión sobre las articulaciones.
Como respuesta a esta inestabilidad, el cuerpo intenta estabilizar la columna produciendo pequeños crecimientos óseos en los bordes de las vértebras, conocidos como osteofitos o «picos de loro». Aunque estos crecimientos son un intento del cuerpo por protegerse, pueden causar rigidez y, en algunos casos, pinzar nervios.
Además del envejecimiento, otros factores contribuyen al desarrollo de la espondilosis:
- Genética: Una predisposición familiar a la degeneración de la columna.
- Lesiones previas: Traumatismos o lesiones en la espalda que pueden acelerar el desgaste.
- Estilo de vida: Factores como la mala postura, el sobrepeso y un trabajo que involucre levantar objetos pesados o movimientos repetitivos.
Tratamiento: Manejando los síntomas
El objetivo del tratamiento no es revertir el desgaste, sino aliviar el dolor, la rigidez y otros síntomas para mejorar la calidad de vida del paciente. El plan de tratamiento debe ser individualizado y supervisado por un médico.
- Fármacos: Para el dolor y la inflamación se utilizan medicamentos como el naproxeno (un antiinflamatorio) o el paracetamol. En casos de espasmos musculares, se pueden recetar relajantes musculares como la orfenadrina. Para un dolor más severo, el médico podría considerar inyecciones de corticosteroides.
- Fisioterapia: Es uno de los pilares del tratamiento. Un fisioterapeuta puede enseñar ejercicios para fortalecer los músculos de la espalda y el abdomen, lo que proporciona más soporte a la columna y reduce la carga. También se pueden aplicar terapias de calor, frío, ultrasonido o estimulación eléctrica.
- Cambios en el estilo de vida: Mantener un peso saludable es crucial, ya que el exceso de peso aumenta la presión sobre la columna. Se recomienda el ejercicio regular de bajo impacto, como caminar, nadar o andar en bicicleta. Evitar actividades que requieran levantar objetos pesados o movimientos bruscos puede prevenir el agravamiento de los síntomas.

Recomendaciones y prevención
Aunque la espondilosis es un proceso natural, se pueden tomar medidas para atenuar su progresión y prevenir el dolor.
- Mantenerse activo: El ejercicio fortalece la musculatura y mantiene la flexibilidad de la columna.
- Postura correcta: Prestar atención a la postura al sentarse, estar de pie y al dormir. Usar sillas ergonómicas y colchones firmes.
- Nutrición: Una dieta rica en alimentos antiinflamatorios (pescados grasos, frutas, verduras) y nutrientes para los huesos (calcio, vitamina D) es beneficiosa.
- Evitar el tabaco: Fumar puede acelerar la degeneración de los discos intervertebrales al reducir el flujo sanguíneo a la columna.
- Manejo del estrés: El estrés crónico puede aumentar la tensión muscular y la percepción del dolor. Técnicas como el yoga, la meditación y la respiración profunda pueden ser útiles.
La espondilosis lumbosacra incipiente es una señal de que la columna está comenzando a desgastarse. Con un diagnóstico temprano y un manejo adecuado, que incluye tratamientos médicos, terapias físicas y cambios en el estilo de vida, es posible controlar los síntomas y vivir una vida plena y activa.
Fuente: e-Salud